Jaime Pedrós y Toni Bonet se conjuraron rápidamente para poner a punto el remolcador del Club, una magnífica semimaqueta de la famosa Piper Cub que por potencia, dimensiones y belleza hizo la delicia de los asistentes.
Por su parte, Xisco Planas, dirigía todos sus esfuerzos, a la razón de ser de la jornada, la reina de la fiesta, la vedette..... su preciosa maqueta, de 7 metros de envergadura, del conocido planeador Schleicher K 8. La caña....
El resultado del trabajo co-ordinado no se hizo esperar y poco más tarde de las 11 de la mañana, ya estaba listo, en pista, impaciente el tren de remolque. Sus pilotos se encontraban pensativos, concentrados, repasando mentalmente la maniobra para que toda la operación fuera un completo éxito.
Como no podía ser de otra manera, al rugir del motor de la Piper, el tandem se puso en movimiento. El K-8, más agíl y ligero fue el primero en flotar en el aire arrastrado obediente por la avioneta. En seguida las ruedas de la Piper abandonaron la pista y con ambos ya en el aire, el ascenso se convirtio en un delicado ballet de sutiles movimientos.
Es difícil describir la emoción que embargó a todos los presentes. Es difícil describir el sentimiento de compañerismo que invade esos instantes. Es difícil describir cómo ese trabajo en equipo toma sentido en el momento que ves elevarse majestuoso el K-8.
Libre ya el planeador, empieza la búsqueda agónica de cualquier corriente ascendente que nos permita permanecer unos instantes más en el aire.... disfrutando de la elegante estampa que dibuja el K-8 en los despejados cielos mallorquines.
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